En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde,
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
se sube por las paredes.
Ángeles negros traían
pañuelos y agua de nieve.
Ángeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego,
carretera de la muerte.
***
El juez, con guardia civil
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
Señores guardias civiles:
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses.
***
La tarde loca de higueras
y de rumores calientes,
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire de poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.
RESUMEN
El poema nos habla del
enfrentamiento entre dos familias rivales de gitanos que termina con la muerte
de algunos de ellos entre los que sobresale Juan Antonio el de Montilla. La Guardia
Civil llega tarde y no confiere importancia a lo sucedido y el día, de acuerdo
con la situación, muere también.
TEMA
La muerte por arma blanca del
gitano Juan Antonio el de Montilla.
ORGANIZACIÓN DE IDEAS
El poema aparece claramente
dispuesto en tres partes. En la primera se nos habla de la reyerta propiamente
dicha y de sus consecuencias (la muerte de los gitanos). En la segunda aparecen
la guardia civil y el juez que tratan el asunto como si fuera un hecho habitual.
En la última parte el ocaso del sol y los ángeles negros acentúan la ambientación
del sangriento día vivido.
COMENTARIO
Comienza el poema introduciéndonos
directamente en la pelea de los gitanos, in medias res. La verticalidad del
barranco nos pone ya en situación de peligro, peligro que se acentúa con la
aparición de las navajas de Albacete, que tienen fama de ser muy buenas,
manchadas con la sangre del contrario. El color grisáceo y la forma alargada y
curva de las navajas le sirven al poeta para compararlas con los peces.
Los versos siguientes son
bastante ambiguos. El poeta nos habla de naipes (¿la pelea se debe al juego?),
de verde y de jinetes. Estos dos últimos términos pueden referirse a las cartas
(verde es el color del tapete sobre el que se juega y los jinetes serían los
caballos) o al campo en el que está teniendo lugar la pelea y la forma en que se
está llevando a cabo, a caballo. Destaca la dureza del léxico utilizado: dura, agrio,
enfurecidos, recorta, perfiles.
Las viejas que lloran en lo alto
del olivo nos ofrecen una imagen completamente surrealista. La furia, la dureza
de la pelea queda magistralmente reflejada en la metáfora (el toro de la
reyerta) y en la frase hecha (se sube por las paredes). A tono con el ambiente los
ángeles son negros. Esos ángeles traen pañuelos para enjugar las lágrimas o
para lavar las heridas y por ello traen también agua de nieve. Con la nieve el
poeta añade una connotación de frialdad, de muerte, que sigue manteniendo en
los versos siguientes al identificar las alas de los ángeles con grandes
navajas.
Finalmente aparece el
protagonista, Juan Antonio el de Montilla, rueda por el barranco.
Su cuerpo está lleno de heridas,
moratones, lirios, y en sus sienes hay sangre, una granada. Va como un nuevo
crucificado, lleno de heridas, corriendo hacia la muerte.
En la segunda parte el poeta nos
presenta una escena habitual: tras una pelea con armas blancas en la que ha
habido al menos un muerto llegan el juez y la guardia civil que no dan
importancia al hecho, como si fuera frecuente que sucediera (“pasó lo de siempre/
han muerto cuatro romanos/ y cinco cartagineses”).
Los versos más bonitos de esta parte
son los dos en que metafóricamente identifica la forma de la sangre que resbala
con una serpiente que mata y que,paradójicamente, gime una canción que no puede
ser emitida, por eso es muda.
La última parte sirve de colofón:
la tarde, de acuerdo con lo narrado, también muere. Las imágenes usadas por el
poeta sugieren una sensación de calor (las higueras se cultivan en tierras
cálidas y además usa expresamente el adjetivo
“calientes” para referirse a los rumores y el aire de poniente también es cálido),
de pasión y locura como la pelea que ha tenido lugar allí. Igualmente se nos
sugiere el color rojo asociado con el ocaso, con las heridas de los jinetes.
Calor y color nos hacen pensar inevitablemente en la sangre.
La muerte aparece de nuevo en el
color de los ángeles y de nuevo otra imagen surrealista: los ángeles tienen
largas trenzas y corazones de aceite. El aceite puede deberse a una asociación
con los santos óleos que se dan a los moribundos.
El poema es un romance en el que
se nos cuenta el enfrentamiento violento entre gitanos sin decirnos
expresamente la causa, que podría ser amorosa (bastante frecuente entre ellos) o
deberse al juego (por la alusión a los naipes). En él Lorca combina elementos
narrativos (es un romance y nos cuenta una historia), líricos (abundante uso de
figuras retóricas) y dramáticos (historia trágica y uso de diálogos aunque
introducidos de forma directa). Igualmente combina elementos tradicionales como
la propia estrofa y elementos
vanguardistas como las imágenes surrealistas.