jueves, 7 de febrero de 2019

Comentario de "Campos de Soria (VII)", de Antonio Machado





CAMPOS DE SORIA ( PARTE VII).
           

¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, obscuros encinares,
ariscos pedregales, calvas sierras,
caminos blancos y álamos del río,
tardes de Soria, mística y guerrera,
hoy siento por vosotros, en el fondo
del corazón, tristeza,
tristeza que es amor! ¡Campos de Soria
donde parece que las rocas sueñan,
conmigo vais! ¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas!...




            RESUMEN:
            Es una descripción de los campos de Soria, pero el autor no se limita sólo a describirlos, sino que nos explica cuáles son sus sentimientos ante ellos. Parece como si el autor tuviera  que  irse de esos campos tan queridos para él y estuviera despidiéndose de ellos.

            ESTRUCTURA:
            El poema tiene una estructura cerrada, termina como empezó, lo que produce una impresión de dolor, como si al poeta le costara alejarse de esos campos.
            Podemos apreciar dos partes en el poema: una primera descriptiva y una segunda en la que aparece el yo lírico , a partir del verso nueve, en la que aparecen los sentimientos del autor.

           
            COMENTARIO.
            La estrofa utilizada es una de las preferidas por Machado, la silva-romance o silva asonantada (heptasílabos y endecasílabos combinados libremente y con rima asonante “ea” en los versos pares).
            Nada más leer el poema observamos el tono exclamativo que domina todo el texto y que indica la intensa emoción con que el autor mira el paisaje. Igualmente observamos la abundancia de nombres y adjetivos y la escasez de verbos- sólo aparecen traza, siento, sueñan y vais-; incluso algunos de ellos son verbos de estado, de los que no expresan acción; estamos ante el estilo nominal tan característico de A. Machado. El predominio de nombres y adjetivos indica que nos hallamos ante una descripción de rasgos esenciales del paisaje.
Los primeros versos son una enumeración de aspectos del paisaje soriano. Machado parece observarlo con objetividad, como si mirara a su alrededor y nos describiera lo que ve con una mirada descendente (colinas, alcores, roquedas) y con una adjetivación cada vez más apagada (plateadas, grises,  cárdenas). A continuación Machado recurre a una metáfora que utiliza en algún otro poema suyo y que añade connotaciones guerreras (por donde traza el Duero/ su curva de ballesta) y que está anticipando la adjetivación que dedicará después a Soria. El encabalgamiento utilizado por el poeta contribuye a producir el efecto de la curva.
Continúa la enumeración. Los sustantivos (pedregales, sierras) y especialmente los adjetivos insisten en la dureza del paisaje, en la falta de fertilidad de esos terrenos. Las únicas notas alegres están en los caminos blancos y en los álamos del río. Parece que el autor ha seleccionado a propósito los aspectos más duros de ese paisaje.
La enumeración termina con “tardes de Soria, mística y guerrera”. Los dos adjetivos nos hacen pensar en el pasado histórico de Castilla, tierra de místicos y de guerreros. Pero esos adjetivos también están en la misma línea de dureza del paisaje que nos ha descrito.
A partir de aquí aparecen los sentimientos del poeta. Sentimientos de tristeza por el atraso, por la pobreza de las tierras castellanas, pero tristeza causada por su amor hacia ellas. Aquí encontramos el Machado más noventayochista, el que se identifica con el paisaje castellano.
A medida que avanzamos la emoción va creciendo, hecho que podemos apreciar en el uso de exclamaciones que ahora son más frecuentes y en la utilización de palabras que pertenecen al campo semántico de los sentimientos (fondo del corazón, amor, tristeza). La anadiplosis sirve para destacar el sentimiento de tristeza tan profundo que experimenta el autor ante ese paisaje. Éste parece humanizarse, parece soñar. Machado, de carácter soñador, proyecta  a menudo en la naturaleza esta tendencia suya.
Machado va a marcharse de Castilla con los campos de Soria dentro de su alma.
La repetición al final de los versos iniciales es como un volver la vista atrás hacia ese paisaje tan querido, como no deseando separarse de él o como queriendo llevárselo bien grabado en su alma.
            En resumen, parece difícil separar lo objetivo de  lo subjetivo, puesto que Machado ha llevado a cabo un selección de los elementos y ha escogido aquéllos que están más en consonancia con su  alma y con la visión dura y guerrera que tiene de Castilla.
             



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