¿Quién
pasará mientras duermo
por
mi jardín? A mi alma
llegan
en rayos de luna
voces
henchidas de lágrimas.
Muchas veces he mirado
desde
el balcón, y las ramas
se
han movido y por la fuente
he
visto quimeras blancas.
Y he bajado silencioso…
y
por las finas acacias
he
oído una risa, un nombre
lleno
de amor y nostalgia.
Y después, calma, silencio,
estrellas,
brisa, fragancias…
la
luna pálida y triste
dejando
luz en el agua…
¿QUIÉN
PASARÁ…?
RESUMEN
El
poeta se pregunta quién pasará por su jardín, quién pronuncia voces llenas de
lágrimas; intentando descubrir ese misterio mira desde el balcón y ve
fantasmas; baja y cree oír una risa que desaparece y sólo queda la luna pálida.
TEMA
La nostalgia de un amor perdido.
ORGANIZACIÓN DE IDEAS
El poema podemos dividirlo en tres partes. La
primera se correspondería con la primera estrofa en que el poeta se interroga acerca de la
identidad que vaga por el jardín. La segunda ocuparía los ocho versos siguientes; aquí el
yo poético nos narra las acciones que ha llevado a cabo para descubrir el
misterio. En la tercera parte, que se correspondería con la última estrofa, ya
nos habla de los elementos reales.
COMENTARIO
El poema consta de cuatro coplas. En cuanto a
la métrica y a la rima no responde al Modernismo, pero en la temática podemos
apreciar que sí. El propio título sugiere el misterio y el del libro al que
pertenece responde al gusto por la
musicalidad (arias tristes) y al estado de melancolía o tristeza tan propio de modernistas y románticos.
Comienza
con un elemento típico modernista: el jardín, asociado a las ensoñaciones del
poeta, a su mundo interior. La ambientación
se corresponde con la herencia romántica del Modernismo: la noche, el
rayo de luna, el llanto. Su alma dormida percibe ruidos de voces misteriosas
que lloran; probablemente el poeta
perciba los ruidos de la noche, del viento, y los confunda, debido a su estado
de ánimo, con voces llorosas.
Una vez que el ruido le ha despertado,
intrigado, intenta descubrir la identidad de la persona que lo produce. Ahora
la sensación es visual, cree ver fantasmas (quimeras blancas) entre las frondas, por la fuente, otro
elemento característico del Modernismo.
La
intriga aumenta y el poeta intenta descubrir al intruso, por eso baja en
silencio. Ahora parece que Juan Ramón evoca algún amor perdido, como si la que
anduviera por el jardín fuera una mujer que provocara en su recuerdo una imagen
de felicidad pasada (un nombre lleno de amor y de nostalgia). De nuevo ha vuelto a las sensaciones auditivas “he
oído una risa y un nombre”, dice.
En la última estrofa queda
patente la importancia de las sensaciones: auditivas (silencio), visuales
(estrellas, la luna pálida y triste), táctiles (brisa), olfativas (fragancias).
Versos muy modernistas, literatura de los sentidos. En la noche, ante el
silencio y la contemplación de la luna y las estrellas el poeta se siente pleno
de belleza. Por otro lado, la asociación entre este poema y El rayo de luna, de Bécquer es inevitable,
recordemos que en ella el protagonista persigue un ideal amoroso que no es sino
el rayo de luna que se refleja en el estanque.
El
lenguaje utilizado por Juan Ramón es sencillo, está lejos de la exquisitez
modernista. Siguiendo con esa misma línea de sencillez el uso de figuras
retóricas, si bien abundante, es de gran simplicidad, destacan: la
interrogación retórica inicial, el polisíndeton (y las ramas, y por la fuente;
y he bajado y por las finas acacias: y después), la anáfora que se da en
algunos de esos mismos versos que empiezan por la conjunción “y”, la
personificación (la luna pálida y
triste), la enumeración asindética en la que no utiliza artículos (calma,
silencio, estrellas, brisa, fragancias), el uso en tres ocasiones de los puntos
suspensivos que producen un efecto sugerente en el lector y la metáfora en que
identifica los rayos de luna con voces que lloran.
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