lunes, 26 de noviembre de 2018

Comentario de "La aurora de Nueva York", de Federico García Lorca



La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.


                                                           LA AURORA


            RESUMEN

            El poeta nos habla de la falta de esperanza que existe en Nueva York ante la llegada de un nuevo día. Los efectos que produce esa aurora son todos negativos: contaminación, angustia, capitalismo, falta de amor, ausencia de belleza, desarraigo…, todos ellos son consecuencias del progreso.

            TEMA
            La falta de esperanzas que trae consigo el progreso.

            ORGANIZACIÓN DE IDEAS

            El poema se puede dividir en dos partes. La primera ocupa los doce versos iniciales, en ella se nos habla  principalmente de la aurora de Nueva York, de hecho tres de sus versos empiezan así. La segunda parte ocupa los ocho últimos versos, Lorca habla ahora de los efectos que produce en la gente.

            COMENTARIO
           
            El título y el primer verso del poema nos hacen  pensar que Lorca nos va a hablar del nacimiento de un nuevo día, de las esperanzas que éste trae consigo; sin embargo, tal idea se desvanece nada más leer el segundo verso en el que se asocia la aurora de Nueva York con  cuatro columnas de  cieno. Las columnas las usa posiblemente porque las relaciona con los rascacielos y con el cieno crea en los lectores una sensación  de repugnancia; sensación que continúa en los versos siguientes con las aguas podridas en las que chapotean las negras palomas. Observemos que las palomas están negras y las aguas podridas seguramente por el cieno, por la contaminación existente en dicha ciudad. Además con la palabra huracán añade una connotación de violencia.
            Las imágenes que utiliza Lorca n los versos siguientes continúan resaltando los aspectos negativos de esa aurora, ya que ésta gime, es decir, mediante la personificación el poeta nos dice que la propia aurora llora porque es consciente de que no trae esperanza a los habitantes como dirá unos veros después. Las inmensas escaleras y las aristas a las que se refiere el autor siguen haciendo referencia a los rascacielos. Los nardos son la única nota positiva de esos versos, nota que rápidamente se ve contrarrestada otra vez por el complemento que le coloca “de angustia”, es decir, la angustia en esos rascacielos es inmensa como las escaleras.
            La desesperanza crece cuando Lorca dice que, a pesar de todo, la aurora llega, pero allí no hay quien la reciba porque no hay esperanza posible, no hay futuro. A continuación se refiere a los efectos devastadores que produce el capitalismo con “las monedas en enjambres furiosos que taladran y devoran abandonados niños. Observemos las connotaciones negativas, violentas, que traen consigo palabras como enjambres furiosos, taladran y devoran. Asimismo podemos apreciar el interés por los marginados, ya que  las consecuencias negativas del materialismo afectan a los más débiles,  los niños abandonados.

            De nuevo nos habla de falta de esperanza en los habitantes de esa ciudad, falta de esperanza perceptible desde el principio, los primeros que salen ya son conscientes de ello. El goce y el amor, es decir, los sentimientos, están vedados a dichos habitantes.
Con la metáfora “con sus huesos” Lorca intensifica el dolor que produce en ellos esa falta de esperanza. En Nueva York no hay paraíso posible, no hay amores posibles. Con el adjetivo “deshojados” nos remite a la incertidumbre del enamorado consultando a la margarita. En  cambio, sí hay deshumanización impuesta por los números y las leyes –orden y rigidez-. En este mundo tampoco tiene cabida la belleza:”juegos sin arte” ni el trabajo produce su fruto: “sudores sin fruto”.
            La luz - la esperanza- es sepultada por el desarrollo tecnológico (por cadenas y ruidos) en clara alusión al trabajo en cadena y a los ruidos de las máquinas. Este tipo de trabajo produce frialdad, desarraigo; los trabajadores no sienten apego a él, se sienten menos humanos y más parte del engranaje industrial “de ciencia sin raíces”.
            Termina Lorca presentando los terribles efectos que este tipo de vida causa en los habitantes que caminan insomnes, es decir, su sufrimiento es tal que no pueden dormir y por eso van con paso vacilante, dubitativo,  por los barrios. La comparación final resulta muy violenta: “como recién salidos de un naufragio de sangre”, esto es, están perdidos como los náufragos, pero no en agua, sino lo que es mucho peor, en sangre.   
            En resumen, estamos ante un poema que presenta rasgos vanguardistas que podemos apreciar en el uso de imágenes que despiertan fuertes sentimientos de rechazo hacia ese mundo deshumanizado como “las columnas de cieno”, “el huracán de negras palomas”,  “las monedas en enjambres furiosos…”, “saben que van al cielo de números y leyes”…Vanguardista también es la métrica: versos libres. Pertenece el poema a Poeta en Nueva York, libro escrito por Lorca bajo la influencia del Surrealismo.
             
           

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