Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin
aurora;
Donde yo solo sea
Memoria de una piedra sepultada
entre ortigas
Sobre la cual el viento
escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en
brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde
el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo de gracia aérea
mientras crece el tormento.
Allá donde termine ese
afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su
vida,
Sin más horizonte que otros
ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean
más que nombres,
Cielo y tierra nativos en
torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre
sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla,
ausencia,
Ausencia leve como canto
de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
DONDE HABITE EL OLVIDO, de LUIS CERNUDA.
RESUMEN
El
poeta muestra su deseo de estar en un lugar similar a un cementerio, un lugar
abandonado, sumido en la oscuridad y azotado por el viento. Allí no percibiría
el dolor que causa el amor, no sufriría y se sentiría libre.
TEMA: Deseo de
anular el deseo.
ORGANIZACIÓN DE
IDEAS
En cuanto al sentido el poema presenta una unidad, aunque
se podrían matizar algunas ideas. En los ocho primeros versos se nos habla
principalmente del lugar en que le gustaría estar. En los versos 9 al 15 se nos muestra la idea que el poeta tiene del
amor como sufrimiento y entrega al otro. En los versos restantes (16-22) se nos
habla del afán de liberación del yo poético.
Llama
la atención la manera peculiar de exponer las ideas, ya que en todo el poema no
encontramos la proposición principal, que se sobreentiende: Allí desearía estar
el poeta, en ese lugar donde habite el olvido.
COMENTARIO
El poeta comienza expresando su deseo de estar allí donde
habita el olvido; si existe un lugar físico en el que eso suceda, éste debe ser
un cementerio, lugar en donde sus
moradores no recuerdan nada; allí no hay
amanecer posible (en los vastos jardines sin aurora), es decir, no hay
esperanza. En dicho lugar él solo será un recuerdo de su existencia, su nombre
quedará olvidado en una lápida sepultada entre ortigas; no habrá nadie que se
encargue de cuidar su recuerdo; con ello el escritor nos está indicando la
soledad que siente, no hay ninguna persona que lo quiera.
Sigue
el poeta describiendo ese lugar en el que a él le gustaría estar y lo hace como
un sitio desolado, azotado por el viento (el viento escapa a sus insomnios), seguramente
sería él mismo quien escapara a sus preocupaciones si se encontrara allí.
El
deseo tan fuerte que expresa el poeta de estar muerto para anular sus
sentimientos continúa presente en los versos siguientes (donde mi nombre
deje/ al cuerpo que designa en brazos de
los siglos). Allí ya no existirá el deseo. Cernuda asocia el deseo, el amor, al
dolor, como podemos apreciar aquí y en
los versos siguientes. El olvido sería la única forma posible de extirpar la
pasión erótica, aunque sea a costa de sumirlo en la muerte, real o imaginada.
Ahora
identifica al amor con un ángel terrible; las connotaciones positivas del
amor (el ángel es símbolo de ello) son
contrarrestadas con el adjetivo “terrible”, por sus efectos. El ángel clava en
el pecho del poeta su ala cual si fuera un puñal, mientras sonríe con gracia
aérea (vuela); las consecuencias son
nefastas para el yo poético:“crece el tormento”.
El
amor es afán, ansia de encontrar otro ser en el que poder reflejarnos (Sin más
horizonte que otros ojos frente a frente), al que poder someternos (sometiendo
a otra vida su vida), en el que poder contemplarnos sin otra preocupación (las
penas y las dichas no existen, son solo nombres). El poeta tiene una imagen
romántica del amor al que asocia con la libertad, ya que el amante se realiza
mediante dicho sentimiento que da plenitud a su vida. Pero, al mismo tiempo, no
puede dejar de pensar en su fin, en su ausencia; la falta de amor le lleva al
olvido y el recuerdo del amor desaparece de la mente de los amantes, lo que
traería consigo el descanso, el dejar de sufrir por el otro (Donde al fin quede
libre sin saberlo yo mismo). Esto produciría en él un efecto de levedad e
ingenuidad (disuelto en niebla, ausencia/ ausencia leve como carne de niño), de
retorno al mundo feliz de la infancia. Sin embargo, sabemos que para Cernuda
esa vida sin amor no tendría ningún sentido, sería una forma de muerte.
En
resumen, el poema, y todo el libro, es un homenaje del autor a su paisano
Bécquer, a quien siempre admiró, ya que nos remite a uno de sus versos; incluso
“la piedra sepultada entre ortigas” recuerda inevitablemente “la piedra solitaria/sin
inscripción alguna”, de la mencionada rima LXVI.
Por
un lado, tradición; por otro, vanguardia, apreciable en algunas imágenes
surrealistas como “en los vastos jardines sin aurora”, “…sobre la cual el
viento escapa a sus insomnios”; o en alguna comparación como “ausencia leve
como carne de niño”; y en el uso del verso libre. El ritmo del poema se
consigue con el uso de las repeticiones anafóricas (donde y allá ),con los
paralelismos (donde habite el olvido/ donde el deseo no exista; en los vastos jardines/
en esa gran región), con las antítesis ( el amor/ángel terrible; penas/dichas).
La estructura circular con la que termina el poema nos produce un efecto de
desolación.
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