Si el hombre pudiera decir lo que
ama,
si el hombre pudiera levantar su
amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la
verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o
ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos
y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la
libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin
escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia
mezquina,
por quien el día y la noche son
para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y
espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
a única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he
vivido.
COMENTARIO
El poema empieza
poniendo condiciones; la proposición principal (apódosis) no aparecerá hasta el
verso diez. El poeta parece sentirse coartado en su libertad como persona, ya
que no puede expresar libremente su amor (“si pudiera decir lo que ama”), por
lo que tiene que callar la verdad y ésta significa mucho para él puesto que
insiste en este concepto (“para saludar la verdad”, “dejando sólo la verdad de
su amor”, “la verdad de sí mismo”) y en el de derrumbar todo lo que impide que
esa verdad aflore (“muros que se derrumban”, “derrumbar su cuerpo”). Cernuda
identifica esa verdad con el amor o el deseo y lo hace mediante una conjunción
que posee un valor de identidad, no de exclusión como suele suceder. Para el autor
ese amor es más importante que la fama o la fortuna, elementos ambos
perseguidos por la mayoría de las personas. Como podemos apreciar sus
aspiraciones son menos materiales que las de la mayoría de los humanos.
Su
realización personal la conseguiría dando a conocer a todo el mundo ese amor
verdadero que, por circunstancias sociales, no puede manifestar libremente; de
todos es conocida su homosexualidad y el rechazo social que había y aún sigue
existiendo en España hacia quienes manifiestan tendencias homosexuales. Se
entregaría totalmente a la revelación de dicha verdad con los mismos sentidos
con que disfruta de su amor, con los mismos sentidos con que lo materializa (la
lengua, los ojos y las manos).
La
segunda estrofa comienza con una paradoja que expresa muy bien el significado
concedido por Cernuda al amor para quien es sinónimo de libertad y al mismo
tiempo, de falta de ella, puesto que amar a alguien significa estar preso en él
al no poder vivir sin el amado. Éste es
tan importante que, cuando el poeta escucha su nombre, tiembla, se olvida de la
miseria de la vida y el tiempo (“el día y la noche”) tendría el valor que el
amado quisiera darle.
En
el verso dieciocho Cernuda expresa de manera magistral la íntima fusión de los
amantes, casi como un éxtasis místico, la identidad total entre ellos (“Y mi
cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu”). A continuación insiste en
la libertad que conseguiría mediante el amor y en la indiferencia que sentiría
con lo que sucediera con los amantes (“Como leños perdidos que el mar anega o
levanta”), vivir o morir sería indiferente. Sólo por alcanzar esa libertad
amorosa estaría dispuesto a morir.
La
tercera estrofa es muy breve. Está dedicada al amado, a quien se dirige a
través de la segunda persona. Sigue el poeta insistiendo en la idea de que el
amor es lo único que puede dar sentido a la existencia; la vida sin amor no
sería una verdadera vida. Culmina el poema con nuevas paradojas: el amor es tan
importante que, si no se ha conocido al amado, no se puede morir porque
realmente no se ha vivido.
El
poema está escrito en versículos (frecuentes en la generación a la que pertenece el autor). El ritmo se consigue
mediante el uso de los paralelismos y de las constantes repeticiones.
En resumen, Cernuda puede manifestar
libremente sus sentimientos mediante la literatura, pero en la realidad no
puede, entablándose así el conflicto que da título a gran parte de su
obra: La realidad y el deseo.
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