Cuerpo
feliz que fluye entre mis manos,
rostro
amado donde contemplo el mundo,
donde
graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando
a la región donde nada se olvida.
Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo
de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter
que me convoca con su música íntima,
con
esa indescifrable llamada de tus dientes.
Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque
quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no
es mío, sino el caliente aliento
que
si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.
Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido
el rostro por tu purpúrea vida,
deja
que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde
muero y renuncio a vivir para siempre.
Quiero amor o la muerte, quiero morir del
todo,
quiero
ser tú sangre, esa lava rugiente
que
renegando encerrada en bellos miembros extremos
siente
así los hermosos límites de la vida.
Este beso en tus labios como una lenta
espina,
como
un mar que voló hecho un espejo,
como
el brillo de un ala,
es
todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un
crepitar de la luz vengadora,
luz
o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero
que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.
UNIDAD EN ELLA
RESUMEN
El poeta
muestra su deseo de fundirse a través de la pasión amorosa con la amada y, a
través de ella, con el cosmos, aunque dicha fusión conlleve su propia
anulación.
TEMA
Deseo de fusión
con la amada y con el universo.
ESTRUCTURA
El poema
presenta todo él una unidad, si bien podemos diferenciar que algunas estrofas
están escritas en tercera persona y en
ellas se describe a la amada, y otras,
en primera y expresan los sentimientos que ésta despierta en el poeta.
COMENTARIO
El título nos
remite a la amada a través del pronombre
y expresa el deseo de Aleixandre de fundirse con ella.
Comienza
identificando a la amada con el cosmos: su cuerpo fluye, cual si fuera un río,
y en su cara se ve reflejado el mundo. Los graciosos pájaros que vuelan
fugitivos nos hacen pensar en los ojos de la amada cuya mirada iría de un lado
a otro y permanecería siempre en el recuerdo del amado.
Continúa
identificando la forma externa de la amada con los elementos naturales
(diamante o rubí duro) que se caracterizan por su dureza y por ser muy
apreciados, igual que ella. El rubí lo asociamos inevitablemente al color rojo
de la boca y el sol que aparece a continuación, aunque puede referirse a la
amada en general, nos hace pensar en el color rubio del cabello. Ahora
identifica a la amada con un volcán cuya boca (cráter) le atrae
irremediablemente con su sinfonía interior. El poeta acaricia a la amada y se
siente impulsado a besarla.
Sigue el poeta
diciéndonos que desea arrojarse a ese volcán, desea voluntariamente consumirse
en él. Mediante la paradoja “muero porque morir/ porque quiero vivir en el
fuego” expresa claramente su concepción amorosa: al entregarse a ella él se
fundirá con la amada, dejará de ser él mismo, pero es preferible porque sin
ella no puede vivir (porque este aire de fuera no es mío). Igual sucede con la
siguiente paradoja: el aire volcánico le quema pero esa sensación resulta ser
querida por el poeta (dora).
En la estrofa
siguiente pide a la amada que le deje introducirse en su vorágine interior.
Destaca el uso del color rojo para connotar ese estado de pasión amorosa :
“teñido de amor/ enrojecido el rostro por tu purpúrea vida”. La íntima unión de
los amantes está expresada como si fuera una comunión: el amante se introduce
en lo más profundo de la amada (sus entrañas) y allí desaparece por efectos del
volcán (pasión). Sigue insistiendo en la voluntariedad con que lo hace
(renuncio a vivir para siempre).
A continuación
identifica claramente el amor con la muerte mediante el uso de la disyuntiva
“o” con valor de identidad. Ahora la sangre de la amada es la lava que riega
los miembros de su hermoso cuerpo y siente los límites de la vida.
En la última estrofa compara
el beso con una lenta espina que se clava dentro de sí y que podría llegar a causarle
la “muerte”; también lo compara de manera surrealista con el mar que voló hecho
un espejo y con el brillo de un ala. Dice que ese beso no consigue todavía la
íntima fusión de los amantes, porque todavía se queda en las caricias (es
todavía unas manos, un repaso de
crujiente pelo), un preludio de la muerte que conseguirían los amantes si
llegaran a la plena consumación del amor; pero no consiguen llegar a eso, ese beso solo se queda todavía en amenaza (un
crepitar de la luz vengadora/ luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza),
pero a pesar de ello, no puede destruir la unidad del cosmos o la unidad de ese
mundo conseguido a través del amor.
El poema tanto por la métrica (uso de versículos) como por
algunas de las imágenes utilizadas estaría dentro de la línea vanguardista de
la poesía del 27. Responde asimismo a la idea expresada ya en el título del
libro al que pertenece: La destrucción o el amor, en el que Aleixandre
identifica ambos términos. Igualmente perceptible la concepción del amor como
fuerza cósmica: el amante se funde con la amada y a través de ella con el
cosmos, pero esta fusión trae consigo su propia destrucción.
¡Me ha servido de muchísima ayuda! Está fenomenal redactado. Da gusto leer en Internet un texto en el que no haya ni una falta ortográfica.
ResponderEliminarEl comentario esta muy bien distribuido y la información que se da está muy clara explicada.
Muchas gracias de nuevo,
Un saludo
Muchas gracias por el artículo, ayuda mucho para realizar esto
ResponderEliminarpasabanlosdiasnadiemequeriapero alfinalmedicuenta quemejorestarsolo queenmalacompañía
ResponderEliminarel denis de las 3000 para todo el mundo beby
ResponderEliminarTe como todo. Me has hecho el trabajo de lengua
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