Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.
Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.
Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.
Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.
Miguel Hernández, El rayo que no cesa.
RESUMEN
El poeta se
identifica con el toro con el que encuentra una serie de similitudes como el
sufrimiento, el sentido trágico, su virilidad, su imagen pequeña de todo, su
disputa contra todo. Además ambos se crecen en el castigo, en el deseo y en la
fuerza; ambos persiguen a un “objeto” amado y terminan siendo burlados.
TEMA
Sentimiento de
no ser correspondido en el amor.
ORGANIZACIÓN DE IDEAS
En todas las
estrofas el yo poético se compara con el toro, el tema es único, van cambiando las
semejanzas que se establecen entre ambos. En los cuartetos utiliza dos símiles
en cada uno y uno en cada terceto.
En la primera
estrofa se compara con el toro por el sufrimiento y la virilidad; en la
segunda, porque, aunque ambos se sienten pequeños ante todo, son capaces de
luchar. En la tercera, los dos se crecen en el castigo; en la cuarta, los dos
terminan fracasando.
Estructura
externa: soneto (11A, 11B, 11B, 11A;
11A, 11B, 11B, 11A; 11C, 11D, 11E; 1C, 11D, 11E).
COMENTARIO
Nos encontramos ante un soneto de Miguel
Hernández en el que aparecen ya desde el principio algunos de los temas más
frecuentes en su poesía como el sufrimiento amoroso, el destino trágico y la
identificación del amor con la muerte.
El poeta
empieza comparándose con el toro porque ambos han nacido para sufrir; el toro
es un animal que no tiene otra finalidad
que morir en la plaza; su color negro es asociado además al luto. Igual que el toro está
marcado a fuego en su costado para
indicar la ganadería a la que pertenece, el
yo poético llevaría metafóricamente la marca de su “dueña”. De la misma
manera ambos se sienten marcados por su sexualidad, por sus deseos de
satisfacerla como cualquier macho.
En el cuarteto
siguiente el autor nos dice que sus
sentimientos son tan grandes (“corazón desmesurado”) que, en contraposición,
todo lo encuentra diminuto. Su amor le da la fuerza para luchar por el beso de la amada (“y del
rostro del beso enamorado,/como el toro a tu amor se lo disputo”). Hay que resaltar el fuerte hipérbaton de esta
estrofa, que dificulta su comprensión e indica la influencia gongorina de su
primera etapa. Los versos ordenados serían así: como el toro, mi corazón
desmesurado lo encuentra todo diminuto y, como el toro se lo disputa (todo) a tu amor, enamorado del
beso del rostro.
La intensidad
del sentimiento amoroso va en aumento en contraposición con el desprecio que
siente ella, por eso afirma que se crece en el castigo en vez de achicarse,
como el toro cuando es rejoneado que no huye, sino que embiste. Su lengua está
deseosa de amar, por eso dice “mi lengua en corazón tengo bañada”; el poeta
parece haber probado el amor, haber dado algún beso a la amada y desea
continuar con el juego amoroso; la amada no parece estar dispuesta a ello, pero
ese beso le ha dado una fuerza enorme, de ahí que afirme hiperbólicamente:
“llevo al cuello un vendaval sonoro”, una fuerza incontenible.
El yo poético
insiste una y otra vez en ir detrás de la amada, como el toro va una y otra vez
detrás de la capa, pero igualmente a ambos les amenaza la espada de la muerte,
real para el toro, metafórica para el poeta: el final del amor; por ello ambos
se sienten traicionados, burlados.
El poema está
estructurado, como ya se ha dicho antes, en torno a los símiles entre el toro y
el poeta. Destacan otras figuras retóricas como las metáforas (“he nacido para
el luto”/ y el dolor; estoy marcado/ por un hierro infernal en el costado; por
varón en la ingle con un fruto; la lengua en corazón tengo bañada; llevo al
cuello un vendaval sonoro; dejas mi deseo en una espada) cuyo significado ha
ido explicándose a medida que se realizaba el comentario. También encontramos
encabalgamiento (vv. 1 y 2), epanadiplosis (último verso), antítesis
(desmesurado/ diminuto), derivación (te sigo y te persigo), hipérbatos (notable el de la 2 ª estrofa; la
lengua en corazón tengo bañada), etc.
En resumen
podemos decir que nos encontramos ante un escritor en que son perceptibles las
huellas de la tradición culta observables en el uso de una estrofa como el
soneto o en el empleo abundante de figuras retóricas y especialmente del hipérbaton.
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