lunes, 29 de octubre de 2018

Si mi voz muriera en tierra..., de Rafael Alberti


Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!


SI MI VOZ…

            RESUMEN
            El poeta siente nostalgia de su mar gaditano y pide que, si muere, lo devuelvan a sus orígenes, a sus raíces.

            TEMA
            Nostalgia de sus orígenes.

            ORGANIZACIÓN DE IDEAS
            El poema puede dividirse en dos partes que vienen marcadas por el uso de  oraciones enunciativas en la primera (seis primeros versos) y por el uso de exclamativas en la segunda (seis restantes), lo que impone un tono más subjetivo.

            COMENTARIO

            Comienza el poeta expresándonos sus deseos en caso de que muriera; tales deseos no son otros que volver a su mar natal. Lo hace de manera metonímica refiriéndose a su voz, quizás por ser lo más representativo de los poetas.
            En la estrofa siguiente recurre Alberti al leixaprén característico de las cantigas de amigo gallego-portuguesas y de algunos cantares tradicionales castellanos. Insiste con la repetición en el fuerte deseo de ser llevado, enterrado, en el mar. Con los versos siguientes Alberti evoca su infancia, su paraíso perdido, por ello habla de que la nombren capitana de un blanco bajel de guerra  rememorando los juegos de dicha etapa.
            En los versos siguientes el poeta se ilusiona imaginándose a sí mismo condecorado con las insignias y los elementos típicos de los marineros: el ancla, la estrella, el viento, la vela. La sensación de libertad que alcanzaría es perceptible en estos versos, el poeta navegaría libremente por el océano.
             Destacamos en estos últimos versos el uso del paralelismo, del polisíndeton, de la anáfora y de la concatenación que junto con el leixaprén, los versos octosílabos y la rima asonante están indicándonos la presencia de la lírica popular en algunos de los escritores del veintisiete, concretamente en su primera etapa a la que pertenece Marinero en tierra.

miércoles, 24 de octubre de 2018

El ángel de carbón, de Rafael Alberti






Feo, de hollín y fango.
¡No verte!  
Antes, de nieve, áureo,
en trineo por mi alma.
Cuajados pinos. Pendientes.
Y ahora, `por las cocheras,
de carbón, sucio.
¡Te lleven!
Por los desvanes de los sueños rotos-
Telarañas.Polillas.Polvo.
¡Te condenen!
Tiznados por tus manos,
Mis muebles, mis paredes.
En todo,
tu estampado recuerdo
de tinta negra y barro.
¡Te quemen!
Amor, pulpo de sombra,

Malo.



                                                EL ÁNGEL DE CARBÓN

            RESUMEN
            El poeta nos habla del malestar vital, de la desolación que siente en esos momentos; por ello se identifica con un ángel de carbón, sucio y feo, al que desearía ver desaparecer contraponiéndolo con el ángel dorado que fue anteriormente.

            TEMA
            La angustia, la desolación en que vive el poeta.

            ORGANIZACIÓN DE IDEAS
            El poema en cuanto a su contenido se puede dividir en dos partes: una referida al presente en la que se habla de lo mal que se siente el autor y que ocupa casi todo el poema; y otra,  que se refiere  al pasado y que ocupa sólo la segunda estrofa, porque evidentemente lo que interesa al escritor es el presente

            COMENTARIO
            Comienza Alberti con un título que ya es sorprendente e indicativo de que ese ángel al que alude no puede ser bueno, puesto que el carbón, negro, trae consigo connotaciones negativas, opuestas a la imagen tradicional del ángel, blanco. Dichas connotaciones aumentan en los dos primeros versos, puesto que ahora se refiere a él de manera concisa, pero lapidaria (feo, de hollín y fango). De nuevo el adjetivo feo se opone al concepto religioso de los ángeles. Con la expresión “de hollín y fango” vuelve al negro y a la sensación de suciedad, de sentirse mal consigo mismo. Igualmente lacónico resulta el verso segundo: ¡No verte!
            En contraposición habla de la criatura que era antes: pura (de nieve, áureo) y feliz (en trineo por mi alma). Asocia el  trineo y la nieve con la naturaleza, con los pinos, a los que traslada el adjetivo que correspondería realmente a la nieve: cuajados (hipálage). E igualmente  los pinos evocan en el poeta la verticalidad (pendientes).
            El ayer, breve, queda encerrado entre los versos iniciales y el resto del poema. El poeta podría haber empezado por él, pero prefiere crear en nosotros la sensación de agobio, de que eso está dentro como mero recuerdo, pero no queda nada de esa felicidad, de esa tranquilidad interior.
            De  la naturaleza en libertad de la que habla anteriormente pasa al espacio cerrado, sucio, artificial: las cocheras, los desvanes donde lo único que hay son telarañas, polillas, polvo, es decir, lugares donde no viven seres humanos. Metafóricamente el poeta identifica los sueños rotos, las ilusiones perdidas, con el desván en el que se guardan, por ello ahora hablará de sus muebles y sus paredes como si de tal se tratase.  Paredes y muebles están negros, tiznados por las manos del ángel. La insistencia en el negro y en la suciedad es constante y podemos apreciarlo en el epíteto negra que usa para la tinta y en barro, sinónimo del fango inicial.
Ni siquiera el amor es aquí bueno ya que lo identifica con “pulpo de sombra”, sombra por las connotaciones oscuras que trae consigo y pulpo porque el poeta no es capaz de liberarse de él, de ese ángel (símbolo del amor de Dios a los hombres) malo que lo tiene asido.

En todo su ser el autor siente esa misma sensación de impotencia, de rabia, que va aumentando a medida que avanza el poema y que podemos apreciar en los versos exclamativos que presentan una gradación de menor a mayor: “¡No verte1¡Te lleven! ¡Te condenen! ¡Te quemen!
El poema pertenece a Sobre los Ángeles, libro que, como sabemos, refleja una crisis del autor, quien recurrió al Surrealismo para expresar sus sentimientos de soledad, de dolor, por la pérdida del paraíso del que Alberti se siente expulsado como los ángeles malos. Las oposiciones que aparecen constantemente en la obra entre lo positivo y lo negativo podemos percibirlas aquí cuando se refiere al antes y al ahora.